VIAJAR
EN AVIÓN
Presión
de aire en la cabina
Oxígeno e hipoxia
Expansión de gases
Humedad en la cabina y deshidratación
Ozono
Radiación cósmica
Cinetosis
Inmovilidad, problemas circulatorios
y Trombosis
Submarinismo
Jet lag
Aspectos psicológicos
Estrés
Fobia a volar (miedo a volar)
Rabia aérea
Viajeros con necesidades especiales
Niños pequeños
Mujeres embarazadas
Enfermedades pre-existentes
Viajeros frecuentes con enfermedades
pre-existentes
Cuestiones de seguridad
Fumadores
Viajeros con minusvalías
Enfermedades transmisibles
Desinsectación de
la aeronave
Asistencia médica a
bordo
Contraindicaciones para los
viajes en avión
Presión
de aire en la cabina
Aunque
las cabinas de los aparatos están presurizadas,
la presión de aire en la cabina durante el
vuelo a altitud de crucero es más baja que
la presión del aire a nivel del mar. A una
altitud de crucero típica de 11.000 a 12.200
metros (36.000-40.000 pies), la presión de
aire en la cabina es equivalente a la presión
de aire en el exterior a 1.800-2.400 metros (6.000-8.000
pies) sobre el nivel del mar. En consecuencia la
sangre absorbe menos el oxígeno (hipoxia)
y los gases en el interior del cuerpo se expanden.
Los efectos de una presión de aire reducida
en la cabina son normalmente bien tolerados por
los pasajeros sanos.
Oxígeno
e hipoxia
El aire en la cabina contiene oxígeno
suficiente para los pasajeros sanos y la tripulación.
Sin embargo, debido a que la presión del
aire en la cabina es relativamente baja, la cantidad
de oxígeno en sangre se reduce en comparación
con el nivel del mar. Los pasajeros con determinados
problemas médicos, especialmente enfermedades
del corazón y del pulmón y afecciones
de la sangre tales como anemia, pueden no tolerar
bien este reducido nivel de oxígeno (hipoxia).
Estos pasajeros generalmente pueden viajar con seguridad
si se acuerda con la aerolínea tomar medidas
para disponer de un suministro adicional del oxígeno
durante el vuelo.
Expansión
de gases
Conforme asciende el avión, la reducción
de la presión de aire en la cabina hace que
los gases se expandan. De forma similar, conforme
el avión desciende el aumento de la presión
en la cabina hace que los gases se contraigan. Estos
cambios pueden tener consecuencias cuando los gases
están retenidos en el cuerpo. La expansión
de los gases durante el ascenso hace que el aire
se escape desde el oído medio y los senos,
normalmente sin provocar problemas. El flujo de
aire a veces puede percibirse como una sensación
de "desentaponamiento" de los oídos.
Conforme el avión desciende el aire debe
fluir de nuevo hacia el oído medio y los
senos con el fin de igualar las diferencias de presión.
Si esto no ocurre puede tenerse la sensación
de que los oídos o los senos están
bloqueados y si no se alivia la presión puede
provocar dolor. Tragar, masticar o bostezar ("despejar
los oídos") normalmente aliviará
las molestias. Si el problema persiste generalmente
ayuda realizar con fuerza una corta expiración
manteniendo la nariz y la boca cerradas.En el caso
de los bebés, darles de comer o ponerles
un chupete para estimular la acción de tragar
puede reducir los síntomas. Las personas
con infecciones de oído, nariz o senos deben
evitar volar porque su incapacidad para igualar
las diferencias de presión puede producirles
dolor y lesiones. Si no es posible evitar el viaje,
el uso de gotas nasales descongestionantes antes
del vuelo y de nuevo antes del descenso puede ser
de ayuda. Mientras el avión asciende, la
expansión de gases en el abdomen puede causar
malestar, aunque generalmente es leve. Algunas formas
de cirugía y otros tratamientos médicos
o pruebas diagnósticas pueden provocar la
introducción de aire u otros gases en alguna
cavidad corporal. Esto puede ocurrir, por ejemplo,
en la cirugía abdominal o el tratamiento
del desprendimiento de retina. Los pasajeros que
se han sometido recientemente a dichos procedimientos
deben preguntar a su médico o a un especialista
en medicina de los viajes cuánto tiempo deben
esperar antes de emprender un viaje en avión.
Humedad
en la cabina y deshidratación
La humedad relativa en las cabinas de los
aviones es baja, normalmente menos de un 20% (la
humedad en casa es normalmente superior al 30%).
La baja humedad puede provocar sequedad de la piel
y molestias en ojos, boca, nariz y la piel expuesta,
aunque no representa un riesgo para la salud. Utilizar
una crema hidratante para la piel, un spray nasal
salino para humedecer las vías nasales y
gafas en lugar de lentes de contacto puede aliviar
o prevenir las molestias. La baja humedad no provoca
deshidratación y no es necesario tomar más
agua de lo habitual.
Ozono
El ozono es una forma de oxígeno
(con tres, en lugar de dos, átomos por molécula)
presente en la atmósfera superior y que puede
entrar en la cabina del avión junto con el
suministro de aire fresco. En los aviones antiguos
se observó que los niveles de ozono en el
aire de la cabina podían provocar en ocasiones
irritación de los tejidos de pulmones, ojos
y nariz. El ozono se transforma por la acción
de calor y la mayor parte es eliminado por los compresores
(en los motores de avión) que suministran
el aire presurizado para la cabina. Además,
la mayoría de los aviones modernos de largo
alcance disponen de equipos (convertidores catalíticos)
que transforman el ozono restante.
Radiación
cósmica
La radiación cósmica está
formada por las radiaciones procedentes del sol
y del espacio exterior. La atmósfera de la
Tierra y su campo magnético son pantallas
protectoras naturales y por ello los niveles de
radiación cósmica son bajos a baja
altitud. La radiación cósmica es más
intensa sobre las regiones polares que sobre el
ecuador debido a la forma del campo magnético
de la Tierra y al "achatamiento" de la
atmósfera sobre los polos. La población
está continuamente expuesta a la radiación
natural de base procedente del terreno, las rocas
y los materiales de construcción, así
como a la radiación cósmica que llega
a la superficie terrestre. Aunque los niveles de
radiación cósmica son mayores a las
altitudes de crucero de los aviones que a nivel
del mar, hasta el momento las investigaciones no
han demostrado ningún efecto significativo
para la salud de los viajeros y las tripulaciones.
Cinetosis
Excepto en caso de turbulencias fuertes,
los viajeros en avión raramente sufren cinetosis
(mareos). Los viajeros susceptibles deben pedir
un asiento en la sección media de la cabina
donde los movimientos son menos pronunciados, y
tener disponible y fácilmente accesible en
todo momento la bolsa para mareos. También
deben consultar con su médico o especialista
en medicina de los viajes sobre la medicación
que pueden tomar antes de volar para ayudar a prevenir
este problema.
Inmovilidad,
problemas circulatorios y Trombosis
La contracción de los músculos
es factor importante para mantener el flujo de sangre
a través de las venas, especialmente en las
piernas. La inmovilidad prolongada, especialmente
cuando la persona está sentada, puede provoca
un estancamiento de la sangre en las piernas que
a su vez provoca hinchazón, rigidez y molestias.
Es sabido que la inmovilidad es uno de los factores
que pueden provocar el desarrollo de un coágulo
de sangre en una vena profunda, conocido como "trombosis
venosa profunda" o TVP. Las investigaciones
han demostrado que la TVP puede ocurrir como resultado
de la inmovilidad prolongada, por ejemplo, durante
un viaje largo, ya sea en coche, autobús,
tren o avión. La Organización Mundial
de la Salud (OMS) ha emprendido un gran estudio
para investigar si existe algún factor que
pueda motivar que el riesgo de TVP sea más
alto para los viajes en avión que para otras
causas de inmovilidad. En la mayoría de los
casos de TVP los trombos son pequeños y no
provocan síntomas. El organismo es capaz
de disolver gradualmente el trombo sin consecuencias
a largo plazo. Los trombos más grandes pueden
ocasionar síntomas como hinchazón
de las piernas, sensibilidad en la zona, irritación
y dolor. En ocasiones un trozo del trombo puede
desprenderse y viajar por la corriente sanguínea
hasta acabar alojado en los pulmones. Esto se conoce
como embolismo pulmonar y puede provocar dolor en
el pecho, dificultades respiratorias y en casos
graves, la muerte súbita. Esto puede ocurrir
muchas horas e incluso días después
de la formación del trombo. El riesgo de
desarrollar TVP durante los viajes es muy pequeño
a menos que existan uno o más factores de
riesgo añadidos. Entre estos se incluyen
los siguientes: TVP o embolismo pulmonar previos.
Historia de TVP o embolismo pulmonar en un familiar
cercano. Uso de terapia de estrógenos-anticonceptivos
orales (la "Píldora") o terapia
de sustitución hormonal (TSH). Embarazo.
Cirugía o traumatismo reciente, especialmente
del abdomen, región pélvica o piernas.
Cáncer. Ciertas anomalías genéticas
de la coagulación de la sangre. Es recomendable
que las personas con uno o más de estos factores
de riesgo pidan consejo médico específico
a su médico o en un centro de atención
al viajero con antelación suficiente antes
de embarcar en un vuelo de tres o más horas
de duración. El riesgo de que un pasajero
sin ninguno de los factores de riesgo anteriormente
mencionados desarrolle TVP como consecuencia del
vuelo es reducido y las ventajas de la mayoría
de las medidas preventivas para dichos pasajeros
no están demostradas, e incluso algunas de
ellas pueden ser perjudiciales. A continuación
se incluyen algunos consejos de sentido común.
Moverse por la cabina durante un vuelo largo ayuda
a reducir cualquier período de inmovilidad
prolongada. Sin embargo, no siempre esto es posible
y además cualquier beneficio potencial para
la salud debe sopesarse con el riesgo de una posible
lesión en caso de que el avión encuentre
turbulencias repentinas e inesperadas. Una forma
sensata de actuar es caminar por la cabina, por
ejemplo, ir al cuarto de baño, una vez cada
2-3 horas. Muchas líneas aéreas dan
también consejos útiles sobre ejercicios
que pueden realizarse en el asiento durante el vuelo.
Se cree que ejercitar los músculos de las
piernas puede estimular la circulación, reducir
el malestar, la fatiga y la rigidez, y reducir el
riesgo de desarrollar TVP. El equipaje de mano no
debe colocarse donde pueda obstaculizar el movimiento
de piernas y pies y la ropa debe ser suelta y cómoda.
El uso de medias de compresión graduada bien
ajustadas puede ser de ayuda. Estas medias comprimen
los músculos de la pierna y mejoran en flujo
de la sangre en las venas profundas. También
pueden ayudar a prevenir la hinchazón de
tobillos que es muy común en los vuelos largos.
No obstante, las medidas deben ser de la talla correcta
para ser realmente eficaces, por lo cual, los pasajeros
deben preguntar a su médico o en un centro
de atención al viajero qué tipo es
apropiado para ellos. Teniendo en cuenta el indudable
riesgo de efectos secundarios significativos y la
falta de evidencias probadas sobre sus beneficios,
se recomienda a los pasajeros que no tomen aspirina
con el único objetivo de prevenir la TVP
relacionada con los viajes. Puede prescribirse a
los viajeros que tiene más riesgo de desarrollar
TVP tratamientos específicos, como inyecciones
de heparina. La tripulación no está
entrenada para poner inyecciones y los viajeros
a quienes se les haya recetado heparina o bien deben
aprender a inyectarse ellos mismos o deben tomar
medidas para que se las ponga una persona cualificada.
Submarinismo
Los practicantes de submarinismo no deben
volar excesivamente pronto después de bucear,
dado el riesgo de que la presión reducida
en la cabina pueda provocarles síndrome de
descompresión (enfermedad de los buzos).
Se recomienda no volar hasta al menos 12 horas después
de su última inmersión, y este periodo
debe prolongarse hasta 24 horas después de
haber realizado múltiples inmersiones o alguna
inmersión que ha requerido paradas de descompresión
durante el ascenso a la superficie. Los pasajeros
que practiquen submarinismo recreativo antes de
volar deben pedir consejo especializado en las escuelas
de submarinismo.
Jet
lag
El jet lag es el término usado para
los síntomas ocasionados por la alteración
del reloj corporal interno y los ritmos (circadianos)
de aproximadamente 24 horas que dicho reloj controla.
La alteración se produce cuando se cruzan
múltiples zonas horarias, es decir, cuando
se vuela de este a oeste o de oeste a este. El jet
lag puede causar indigestión y trastornos
de la función intestinal, malestar general,
somnolencia durante el día, dificultad para
dormir de noche y reducción de las facultades
físicas y mentales. Sus efectos a menudo
se suman al cansancio ocasionado por el propio viaje.
Los síntomas de jet lag desaparecen gradualmente
conforme el organismo se adapta a la nueva zona
horaria. El jet lag no puede prevenirse pero hay
formas de reducir sus efectos (véase más
adelante). Los viajeros que toman medicación
siguiendo un horario estricto (por ejemplo, insulina,
píldora anticonceptiva) deben consultar a
su médico o en un centro de atención
al viajero antes de viajar. Medidas generales para
reducir los efectos del jet lag: Estar tan descansado
como sea posible antes de la partida y descansar
durante el vuelo. Los períodos breves de
sueño pueden ser de ayuda. Tomar comidas
ligeras y limitar el consumo de alcohol. El alcohol
aumenta la producción de orina lo que provoca
trastornos del sueño al tener que despertarse
para orinar. Aunque puede acelerar el inicio del
sueño, reduce su calidad y lo hace menos
reparador. Los efectos del alcohol (resaca) pueden
exacerbar los efectos del jet lag y la fatiga del
viaje. Por lo tanto, si se toma alcohol debe consumirse
con moderación tanto antes como durante de
vuelo. La cafeína debe limitarse a las cantidades
normales y evitarse en las horas anteriores al período
de sueño previsto. Intentar crear condiciones
adecuadas para prepararse para dormir. Para dormir
durante el día, las máscaras para
los ojos y los tapones para los oídos pueden
ser de ayuda. El ejercicio regular durante el día
puede ayudar a suscitar el sueño, aunque
debe evitarse el ejercicio enérgico inmediatamente
antes de dormir. En el destino intentar dormir cada
24 horas el mismo tiempo que se duerme habitualmente.
Se cree necesario un bloque mínimo de 4 horas
de sueño (conocido como "sueño
de soporte") durante la noche local para que
el reloj corporal interno pueda adaptarse a la nueva
zona horaria. Si es posible, conseguir el tiempo
total de sueño realizando pequeñas
siestas cuando se siente sueño durante el
día. El ciclo de luz y oscuridad es uno de
los factores más importantes para fijar el
reloj corporal interno. La exposición a la
luz diurna en el destino generalmente ayuda a adaptarse.
Las pastillas para dormir de acción corta
pueden ser de ayuda. Sólo deben usarse siguiendo
recomendaciones médicas, y no deben tomarse
de forma habitual durante los vuelos ya que pueden
incrementar la inmovilidad y, por lo tanto, el riesgo
de desarrollar DVT. La melatonina está disponible
en algunos países y puede utilizarse como
ayuda para re-sincronizar el reloj corporal interno.
Normalmente se vende como suplemento alimenticio
y, por lo tanto, no está sometida al mismo
estricto control que los medicamentos (por ejemplo,
en Estados Unidos no ha sido aprobada para su uso
como medicamento, pero puede venderse como suplemento
alimenticio). No se ha evaluado completamente el
mejor momento para tomarse ni la dosificación
más eficaz de la melatonina, y se desconocen
sus efectos secundarios, especialmente usada a largo
plazo. Además, los métodos de fabricación
no están normalizados por lo que la dosis
de cada tableta puede variar mucho, y pueden estar
presentes algunos compuestos dañinos. Por
estas razones la melatonina no puede ser recomendada.
No siempre se aconsejable ajustarse a la zona horaria
local en el caso de viajes cortos de 2-3 días
de duración o menos. En caso de duda puede
consultarse con un especialista en medicina de los
viajes. Las personas reaccionan de manera diferente
a los cambios de la zona horaria. Los "pasajeros
frecuentes" deben aprender cómo responde
su propio organismo y adoptar hábitos en
consecuencia. El asesoramiento de un centro de atención
al viajero puede ayudar a determinar una estrategia
eficaz de respuesta.
Aspectos
psicológicos
Viajar en avión no es una actividad
natural para el ser humano y muchas personas experimentan
algún grado de dificultad psicológica
al volar. Los principales problemas que se encuentran
son el estrés y el miedo a volar. Ambos pueden
ocurrir juntos o por separado en diferentes momentos
antes y durante la duración del viaje.
Estrés
Todas las formas de viajar generan estrés.
Volar puede ser particularmente estresante porque
a menudo implica un largo trayecto hasta el aeropuerto,
sueño acortado y la necesidad de caminar
largas distancias en el edificio de la terminal.
La mayoría de los pasajeros encuentran su
propia manera de hacerle frente, pero aquellos pasajeros
que encuentran viajar en avión particularmente
estresante deben pedir asesoramiento médico
en el momento oportuno. Una buena planificación
(pasaportes, billetes, medicación, etc.)
y contar con mucho tiempo para llegar al aeropuerto
ayudan a aliviar la tensión.
Fobia
a volar (miedo a volar)
El miedo a volar puede ir desde sentirse
ligeramente ansioso hasta la incapacidad absoluta
de viajar en avión. Esto puede provocar importantes
problemas en la vida personal y profesional. Los
viajeros que quieren viajar en avión pero
son incapaces de hacerlo por su miedo a volar deben
pedir consejo médico antes del viaje. La
medicación puede ser útil en algunos
casos, pero el uso de alcohol "para calmar
los nervios" no ayuda y puede ser peligroso
en combinación con ciertos medicamentos.
Para una solución a largo plazo el viajero
debe buscar tratamiento especializado para reducir
las dificultades psicológicas asociadas con
el viaje en avión. Hay muchos cursos disponibles
para reducir o curar el miedo a volar. Generalmente
incluyen consejos sobre cómo hacer frente
a los síntomas que provoca el miedo, información
sobre cómo vuela un avión, cómo
funcionan los controles durante un vuelo y, en la
mayoría de los casos, un vuelo corto.
Rabia
aérea
En los últimos años la "rabia
aérea" ha sido reconocida como una forma
de conducta destructiva relacionada con los viajes
en avión. Parece estar relacionada con altos
niveles de estrés general pero no específicamente
con la fobia a volar. Frecuentemente va precedida
por un consumo excesivo de alcohol.
Viajeros
con necesidades especiales
Las líneas aéreas tienen
derecho a rechazar llevar pasajeros con condiciones
que pueden empeorar o tener consecuencias graves
durante el vuelo. Las aerolíneas pueden exigir
una autorización médica de su departamento/consejero
médico si existe una indicación de
que un pasajero puede sufrir alguna enfermedad o
condición mental o física que: Puede
considerarse un peligro potencial a la seguridad
del avión. Afecte negativamente al bienestar
y la comodidad de los otros pasajeros y/o miembros
de la tripulación. Requiera atención
médica y/o equipo especial durante el vuelo.
Puede agravarse durante el vuelo. Si el personal
de la tripulación de cabina sospecha antes
de la salida que un pasajero puede estar enfermo,
el comandante del avión será informado
y se tomará una decisión sobre si
el pasajero está capacitado para viajar,
necesita la atención médica, o representa
un peligro para los otros pasajeros y la tripulación
o para la seguridad del avión. Aunque en
este capítulo se dan algunas pautas generales
sobre las condiciones que pueden requerir autorización
médica previa, las políticas de las
aerolíneas varían y los requisito
siempre deben comprobarse en el momento, o antes,
de reservar el vuelo. Un buen lugar para encontrar
la información es a menudo la página
Web de la compañía aérea.
Niños
pequeños
Volar en avión no es recomendable
para bebés menores de 7 días. Si el
viaje es absolutamente necesario para bebés
mayores de 7 días pero nacidos prematuramente,
se debe pedir consejo médico en cada caso.
Los cambios de presión de aire en la cabina
pueden afectar a los niños pequeños;
una posible forma de aliviarles es darles alimento
o un chupete para estimular la acción de
tragar.
Mujeres
embarazadas
Normalmente las mujeres embarazadas pueden
viajar en avión con seguridad, pero la mayoría
de las aerolíneas restringen la admisión
de mujeres al final del embarazo. Las directrices
comunes para los embarazos sin complicaciones son:
Después de la semana 28 de embarazo se debe
llevar una carta del médico o la comadrona
confirmando la fecha esperada del parto y que el
embarazo es normal. Para embarazos simples, se permite
volar hasta el final de la semana 36. Para embarazos
múltiples, se permite volar hasta el final
de la semana 32.
Enfermedades
pre-existentes
La mayoría de las personas con condiciones
médicas pueden viajar en avión con
seguridad, siempre que se tengan en cuanta las precauciones
necesarias, como la necesidad de suministro adicional
de oxígeno, con suficiente antelación.
Quienes tienen problemas médicos de base
como cáncer, enfermedad cardiaca o pulmonar,
anemia, diabetes, toman regularmente medicación
o están sometidas a un tratamiento de forma
regular, se han sometido recientemente a cirugía
o han estado ingresados en un hospital, o aquellas
que dudan sobre su aptitud para viajar por algún
otro motivo, deben consultar a su médico
o en un centro de atención al viajero antes
de decidir viajar en avión. Se debe llevar
en el equipaje de mano la medicación que
puede necesitarse durante el viaje, o pronto después
de la llegada. También es recomendable llevar
consigo una copia de la prescripción por
si se pierde la medicación, se necesitan
más medicamentos o en los chequeos de seguridad
exigen una prueba que demuestre el propósito
de la medicación.
Viajeros
frecuentes con enfermedades pre-existentes
Los viajeros frecuentes que tienen un problema
de salud subyacente permanente y estable pueden
obtener la tarjeta médica de viajero frecuente
en el departamento médico o de reservas de
muchas líneas aéreas. Esta tarjeta
es aceptada, en determinadas condiciones, como prueba
de la autorización médica y como identificación
de la condición médica del titular.
Cuestiones
de seguridad
Los chequeos de seguridad pueden causar
problemas a los viajeros que son portadores de dispositivos
metálicos como articulaciones artificiales,
marcapasos o desfibriladores internos automáticos.
Algunos marcapasos pueden verse afectados por los
modernos scanners y estos viajeros deberán
llevar consigo una carta de su médico. Los
viajeros que necesitan llevar otros equipos médicos
en su equipaje de mano, especialmente artículos
punzantes como agujas hipodérmicas, también
deben llevar consigo una carta de su médico.
Fumadores
Actualmente casi todas las aerolíneas
han prohibido fumar a bordo de sus aviones. A algunos
fumadores puede resultarles estresante, y deben
tratarlo con su médico antes de viajar. Los
parches de sustitución de nicotina pueden
ser de ayuda durante el vuelo y también puede
considerarse el uso de otras medicaciones o técnicas.
Viajeros
con minusvalías
Una minusvalía física normalmente
no es una contraindicación para viajar. Los
pasajeros que no son capaces de hacerse cargo de
sus propias necesidades durante el vuelo (incluido
el uso del servicio y el paso desde la silla de
ruedas al asiento y viceversa) necesitan ir acompañados
de una persona capaz de prestarles toda la ayuda
necesaria. Generalmente la tripulación de
cabina no está autorizada a proporcionar
dicha ayuda y un viajero que la necesite y no tenga
un acompañante adecuado puede no ser autorizado
a viajar en ese avión. Se debe advertir a
los viajeros confinados en silla de ruedas que no
deben restringir deliberadamente la ingesta de líquidos
antes o durante el viaje como una forma de evitar
ir al servicio durante el vuelo ya que puede afectar
negativamente a su estado general de salud. Las
aerolíneas tienen disposiciones sobre las
condiciones de viaje para los pasajeros con minusvalías.
Los pasajeros minusválidos deben ponerse
en contacto con la compañía aérea
con antelación a su viaje para obtener información
(generalmente las compañías ofrecen
información útil en sus propias páginas
web).
Enfermedades
transmisibles
Las investigaciones han demostrado que
el riesgo de transmisión de cualquier tipo
de enfermedad infecciosa a bordo de un avión
es extremadamente pequeño. La calidad del
aire de la cabina del avión se controla cuidadosamente.
La ventilación proporciona un cambio total
de aire 20-30 veces por hora. La mayoría
de los aviones modernos cuentan con un sistema de
recirculación que recicla hasta el 50% del
aire de la cabina. El aire recirculado generalmente
pasa a través de filtros HEPA (high-efficiency
particulate air) del tipo usado en los quirófanos
de los hospitales y en las unidades de cuidados
intensivos, que atrapan partículas, bacterias,
hongos y virus. Puede producirse transmisión
de una infección entre pasajeros que están
sentado en la misma zona del avión, normalmente
como consecuencia de la tos o estornudos de una
persona infectada, o bien por contacto (contacto
directo o contacto con la misma parte de la cabina
del avión y del mobiliario que han tocado
otros pasajeros). No es una situación diferente
de otras en que las personas están muy próximas
unas a otras, como en un tren, autobús o
teatro. Enfermedades altamente infecciosas como
la gripe, tienen más probabilidades de propagarse
a otros pasajeros en aquellas ocasiones en que el
sistema de ventilación del avión no
está funcionando. Normalmente se utiliza
una pequeña unidad de energía auxiliar
para proporcionar ventilación cuando el avión
está en tierra, antes de que los motores
principales entren en funcionamiento, aunque en
ocasiones no se pone en marcha por razones ambientales
(ruido) o técnicas. En estos casos, cuando
está relacionado con un retraso prolongado,
los pasajeros pueden ser desembarcados transitoriamente.
Con el fin de minimizar el riesgo de transmitir
infecciones, los pasajeros que se encuentran mal,
especialmente si tienen fiebre, deben aplazar su
viaje hasta que se hayan recuperado. Las compañías
aéreas pueden denegar el embarque a los pasajeros
con apariencia de estar infectados por una enfermedad
transmisible.
Desinsectación
de la aeronave
Muchos países exigen la desinsectación
de los aviones (para matar insectos) que llegan
de países donde existen enfermedades propagadas
por insectos, como el paludismo y la fiebre amarilla.
Se han producido algunos casos de paludismo en personas
que vivían o trabajaban cerca de aeropuertos
en países donde no está presente el
paludismo, y se cree que se ha debido al escape
de mosquitos portadores del paludismo transportados
en los aviones. Algunos países como, por
ejemplo, Australia y Nueva Zelanda, requieren que
se realicen desinsectaciones de forma rutinaria
para prevenir la introducción inadvertida
de especies que pueden dañar su agricultura.
La desinsectación es una medida de salud
pública ordenada por el actual Reglamento
Sanitario Internacional.
Asistencia
médica a bordo
Se exige a las aerolíneas disponer
de un nivel mínimo de equipamiento médico
en los aviones y proporcionar formación sobre
primeros auxilios a todo el personal de cabina.
El equipo que llevan los aviones puede variar y
muchos de ellos llevan más equipamiento que
el nivel mínimo exigido por la normativa.
El equipo con que debería contar un vuelo
internacional típico incluye: uno o más
botiquines de primeros auxilios, para su uso por
la tripulación; un botiquín médico,
normalmente para ser usado por médicos u
otras personas cualificadas, para tratar emergencias
médicas durante el vuelo;
un desfibrilador externo automático (DEA),
para su uso por la tripulación en caso de
emergencias cardiacas. La tripulación de
cabina está entrenada para usar los equipos
de primeros auxilios y para llevar a cabo procedimientos
de primeros auxilios y de resucitación. Normalmente
también están entrenados para reconocer
diferentes problemas médicos que pueden ser
causa de emergencias a bordo y actuar adecuadamente
para solventarlos. Además, muchas aerolíneas
disponen de sistemas que permiten a la tripulación
ponerse en contacto con expertos médicos
en un centro de respuesta situado en tierra para
obtener asesoramiento sobre cómo tratar las
emergencias médicas durante el vuelo.
Contraindicaciones
para los viajes en avión
Los viajes en avión están
normalmente contraindicados en los siguientes casos:
Recién nacidos menores de 7 días;
Mujeres después de la semana 36 de embarazo
(después de la semana 32 para embarazos múltiples)
y hasta 7 días después del parto.
Personas afectadas por : angina de pecho o dolor
torácico en estado de reposo; cualquier enfermedad
contagiosa grave y aguda; síndrome de descompresión
después de realizar submarinismo; presión
intracraneal incrementada debido a hemorragia, traumatismo
o infección; infecciones de los senos; infecciones
de oído y nariz, especialmente si la trompa
de Eustaquio está bloqueada; infarto de miocardio
o ictus reciente (el plazo de tiempo depende de
la gravedad y de la duración del viaje);
cirugía o lesión reciente cuando puede
haber presente aire o gas atrapado, especialmente
por trauma abdominal y cirugía gastrointestinal,
lesiones cráneo-faciales y oculares, operaciones
cerebrales y operaciones oculares con penetración
del globo ocular; enfermedad respiratoria crónica
grave, dificultad respiratoria en reposo, o neumotórax
no resuelto; anemia falciforme; enfermedad psicótica,
excepto cuando está completamente controlada.